Taller de Musicoterapia con Cuencos Tibetanos
Entrando en una habitación, una niña menor de 8 años, comenta:
"Mira mama, un cuenco tibetano"
_ Le digo _ ¿"Qué los conoces"?
_ Me dice _ "Si, en el colegio la profesora, antes de empezar las clases lo toca un ratito.
¿Y para qué os lo toca? _le digo_
_Y me responde_ "la profesora dice que es una manera de relajar el ambiente, y de tranquilizarnos a los alumnos, y así empezamos con más atención y bienestar, el día."
Gracias
Curiosamente, en la sala actividades, otro niño de una edad parecida, también en su colegio, la profesora toca un cuenco tibetano al principio de la jornada, con el mismo fin.
Ahora, lo que han podido vivenciar, y les ha encantado, es poder tocarlos y experimentar con el sonido.
Ya que lógicamente en clase, (donde hay una veintena de alumnos) es más difícil dejar tocar a todos.
Gracias
Javier Morales
Entrando en una habitación, una niña menor de 8 años, comenta:
"Mira mama, un cuenco tibetano"
_ Le digo _ ¿"Qué los conoces"?
_ Me dice _ "Si, en el colegio la profesora, antes de empezar las clases lo toca un ratito.
¿Y para qué os lo toca? _le digo_
_Y me responde_ "la profesora dice que es una manera de relajar el ambiente, y de tranquilizarnos a los alumnos, y así empezamos con más atención y bienestar, el día."
Gracias
Curiosamente, en la sala actividades, otro niño de una edad parecida, también en su colegio, la profesora toca un cuenco tibetano al principio de la jornada, con el mismo fin.
Ahora, lo que han podido vivenciar, y les ha encantado, es poder tocarlos y experimentar con el sonido.
Ya que lógicamente en clase, (donde hay una veintena de alumnos) es más difícil dejar tocar a todos.
Como especialista en sonido relajante, comparto que en los colegios, hagan algún tipo de actividad, para aquietar el estrés antes de empezar las clases, o recién llegados de casa.
Los cuencos tibetanos...la música clásica, cantos gregorianos, sonoterapia.. son buenas herramientas para llevar a cabo la relajación necesaria para empezar un buen día con positividad e entusiasmo.
Gracias
Javier Morales
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