martes, 31 de octubre de 2023

QUE SOLOS SE QUEDAN LOS MUERTOS. Castañada y literatura





La muerte es un hecho natural. Al nacer empieza la cuenta del final de nuestra vida. Muchos poetas nos han hablado de ella, pero a mi me gustaría recordar especialmente a  Gustavo Adolfo Bécquer:





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¡Dios mío, qué solos 
se quedan los muertos! 
......................................................
Del último asilo, 
oscuro y estrecho,
abrió la piqueta
el nicho a un extremo.
Allí la acostaron,
tapiáronle luego,
y con un saludo
despidióse el duelo.
................................................................
No sé; pero hay algo 
que explicar no puedo,
algo que repugna
aunque es fuerza hacerlo,
el dejar tan tristes,
tan solos los muertos.

y a Don Jorge Manrique:
Recuerde el alma dormida,
avive el seso e despierte
contemplando
cómo se passa la vida,
cómo se viene la muerte 
tan callando;
cuán presto se va el plazer,
cómo, después de acordado,
da dolor;
cómo, a nuestro parescer,
cualquiere tiempo passado
fue mejor.
…………..…………………………..
Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar,
qu'es el morir;
allí van los señoríos
derechos a se acabar
e consumir;
allí los ríos caudales,
allí los otros medianos
e más chicos,
allegados, son iguales
los que viven por sus manos
e los ricos.
…………………………………………………..
que aunque la vida perdió,
dexónos harto consuelo
su memoria.

Estos poetas nos explican de manera muy lucidamente que es la muerte y que significa des del punto de vista personal, afectivo y como la muerte de un ser querido afecta a las personas que le rodean. Una sociedad que el tema de la muerte ha devenido el nuevo tabú, desplazando al que se tenía sobre la sexualidad. De la misma forma que estaba prohibido tocar el tema de la sexualidad, tampoco se puede hablar de la muerte. Se puede hablar de la muerte de forma muy colateral y "de puntillas". Damos la espalda a la enfermedad, la vejez y la muerte.
Desde siempre y en todas las culturas y religiones, la muerte ha estado rodeada de rituales, que ayudaban a conllevar el duelo por la pérdida de un ser amado. Actualmente, en un amplio grupo de nuestra sociedad, hemos entrado en una conducta social de negación, totalmente aséptica, esterilizada.

En España se dieron diferentes rituales. Tales como: poner un plato de sal con unas tijeras encima de la barriga del cadáver para evitar que se hinchase; los cadáveres salían de la iglesia con los pies por delante, salvo los sacerdotes que salían con la cabeza por delante; grupos de mujeres llamadas "plañideras" contratadas para llorar durante el velatorio y entierro; las mujeres eran las encargadas de lavar el cadáver y vestirle; las campanas de las iglesias tocaban los repiques de "toque de agonía", "toque de muerte"; invitaciones al velatorio y entierro mediante "esquelas"; en algunos lugares solo los hombres asistían al entierro y las mujeres permanecían en casa, los sepelios estaban muy pautados según el status social del muerto; se solía visitar con frecuencia las primeras semanas a la familia del fallecido; se vestía de luto riguroso durante un periodo determinado de tiempo.
Antes se velaba al muerto en casa. Se hacían velatorios donde se comía , se lloraba y se explicaban anécdotas del muerto. El ir vestido de luto permitía que cuando se le preguntara se pudiera hablar sobre las circunstancias de la muerte y el hablar era una forma de elaborar. Si bien tampoco voy a defender tradiciones como las descritas en la película: La niña de luto (Manuel Summers 1964). Es una comedia española del género negro que se desarrolla en un pueblecito de la provincia de Hueva que parece que se basa en un hecho real. Una joven casadera de los años 60 lleva luto 6 meses por la muerte de su abuela. Cuando acaba el luto y ya puede relacionarse con el novio (pasear, ir al cine, a la iglesia , a bailar) se muere el otro abuela y vuelve a estar de luto. El novio desesperado propone a la chica huir a Huelva y casarse, pero entonces se mure el padre y la vida vuelve a detenerse. Termina que el novio se va y se rompe definitivamente el noviazgo.
Actualmente todo esto ha desaparecido. Los ritos funerarios se hacen fuera del hogar, en tanatorios especializados. Las mujeres de la familia no lavan y arreglan el cadáver, lo hacen funcionario especializados (tanatopraxicos o tanatoesteitcos). No se hacen los velatorios en casa sino en lugares muy asépticos donde se vela al muerte dentro de un determinado horario. Persisten los ritos religiosos, pero también de tipo laico, donde se hace la despedida según la religión o deseos del muerto y su familia. Persisten los entierros tradicionales según la religión, aunque también se observa una tendencia a usar el crematorio en lugar del entierro tradicional. Y otro uso muy extendido es de tirar las cenizas en lugares que pudieron tener una especial connotación afectiva.  Pero como los entierros son caros, algunas personas dejan su cadáver para la ciencia. lo que ha producido que haya "un superávit de cadáveres" en las facultades de medicina del país. Quizás actualmente ahora es todo muy aséptico, más igualitario, pero también mucho más frio, que dificulta poder elaborar correctamente el duelo.
Ciertamente lo natural es que los hijos entierren a los padres, pero no necesariamente suele ser así. Las muertes de personas jóvenes o de niños son muy traumáticas y causan un gran impacto en la pareja de los padres. Podríamos afirmar que realmente la muerte de un hijo es un hecho que no puede ser elaborado por un padre o por una madre. Es como un corte en su historia que difícilmente se puede recomponer, especialmente si esta muerte ha sido traumática.
No es lo mismo morir después de una larga enfermedad que de manera repentina, inesperada. En el primer caso,  uno puede irse adaptando a la idea de que va a perder al ser amado y que en última instancia, cuando finalmente llega la muerte, se puede vivir como una liberación: "finalmente pueda dejar de sufrir y descansa en paz". Pero en el segundo caso no hay tiempo mental de adaptase a la muerte. No se cree lo que ha pasado, es como una situación de irrealidad, a la que cuesta adaptarse. Lo mismo ocurre cuando la muerte deviene por una catástrofe o un atentado. El no poder  ver el cadáver de la persona querida el trauma es mucho mayor. El tema de las personas que desaparecen y la familia no sabe si están vivas o muertas o que tienen la seguridad de que están muertas (asesinadas como el caso de Marta del Castillo o el padre José Bretón que mato a sus dos hijos Ruth y José y otros muchos conocidos por la prensa). Por ello es importante poder estar durante el proceso de agonía, cogiéndole de la mano, hablando de cosas que le gustaban durante la vida, y hasta poder cantarle canciones. Es darnos la posibilidad a nosotros y al moribundo de "una buena muerte". Es como decirle y decirnos: "No estás solo te ayudamos a hacer el traspaso y eso nos ayuda también a nosotros a consolarnos".
Me gustaría recomendarla lectura de los libros de Elisabeth Kübler-Ross. Kübler-Ross es una de las personas que más ha trabajado en los acompañamientos del buen morir a las personas moribundas y a la implementación de los cuidados paliativos. Porque la muerte es un hecho natural que convive con la vida. De lo que realmente tenemos miedo no es a morir sino a sufrir y estar solos en el transito. Kübler-Ross nos enseño que frente a la muerte las personas pasan por diferentes etapas: negación (esto no me puede estar pasando a mi), ira (por qué a mí no es justo), negociación (entiendo que voy a morir, pero si pudiera vivir un poco mas), depresión (voy a morir para que ver a nadie) y por ultimo aceptación (no puedo luchar contra esta realidad, por lo que debo prepararme para esto). Las persones que estén atravesando estas etapas no deben forzar el proceso. El proceso de duelo es altamente personal y no debe ser acelerado, ni alargado, por motivos de opinión de un individuo. Uno debe ser meramente consciente de que las etapas van a ser dejadas atrás y que el estado final de aceptación va a llegar.
Küble-Ross impulso que los enfermos terminales y moribundos pudieran recibir curas paliativas. Actualmente, al menos en la sanidad pública y privada de España, los moribundos y enfermos terminales, tienen la posibilidad de recibir curas paliativas para morir dignamente. Para ello, es importante que los médicos tengan en cuenta que llegado a un punto de la enfermedad, de no retorno, eviten aplicar intervenciones que prolonguen la agonía de manera innecesaria. El que las maquinas ( que llegados a este punto no tienen ninguna utilidad para la prolongación de la vida) impidan el contacto directo con los familiares. Como el caso de que cuando las personas ancianas terminales o no, ingresan a urgencias deberían poder estar acompañadas por un familiar. Esto evitaría incrementar innecesariamente su angustia y su desubicación, y por ende complicaciones innecesarias de la enfermedad por la que fueron ingresados. Y muchas veces evitar ingresos y que puedan morir dignamente en su casa, en su cama, junto a los suyos. Aplicar curas paliativas no tiene nada que ver con la eutanasia ni en promover la muerte. Tiene que ver con permitir que el proceso natural de la enfermedad y la muerte se desarrollen sin la interferencia medica empecinados en pruebas o aplicaciones de técnicas curativas  que lejos de mejorar el bienestar del paciente, le producen un dolor innecesario. Podríamos definir los cuidados paliativos como atender al paciente más allá de la propia enfermedad que padece, humanizando los procesos médicos, ayudándole a una buena muerte.

Que solos se quedan los muerto. El 1 de noviembre se iba al cementerio a llevar flores y arreglar las tumbas y también se comían castañas y boniatos. Ahora parece que nos hemos olvidado definitivamente de ellos. Aunque se sigue llevando flores a los cementerios y comiendo castañeras y panellets, la tendencia, cada vez más extendida, es que el 30 de octubre la gente se disfrazan de brujos, zombis y llenan sus casas de calabazas. Celebran el  Halloween. El Halloween es de origen celta y es muy popular en los países anglosajones, especialmente en Estados Unidos. Se le conoce como la noche de: las brujas, los muertos o víspera de difuntos. Los celtas creían que la línea que unía el mundo de los espíritus en esa fecha se abría. De este modo los espíritus buenos eran invitados por los antepasados familiares son homenajeados por los familiares vivos. Para ahuyentar a los espíritus malignos se usaban mascaras y disfraces que evitaran que estos espíritus les hicieran daño
Como decía, la muerte es un devenir natural del ser humano, para el que nunca estamos preparados. Que realmente morimos cuando ya nadie nos recuerde y seamos polvo del polvo, pero como dice Manrique: que aunque la vida perdió, dexónos harto consuelo su memoria.

Dra. Carme Tello i Casany
Psicóloga Clínica

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