Muchas veces, hay momentos, por una mala noticia, un estado de ánimo apagado, porque salimos de nuestra zona de confort, o simplemente porque hace mal tiempo, nuestro entusiasmo, está decaído, sin ganas de hacer nada, o sin ganas de que no te molesten. Y eso, a veces, nos ocurre en las habitaciones, donde los niños y niñas te ven entrar por la puerta, con la bata, y piensan que eres un médico, un asistente, o alguien que ahora que se ha conseguido adaptar a este espació desconocido para ellos, vas a interferir en esa adaptabilidad.
Al no conocerte hay un pequeño rechazo. Por eso, con las compañeras del aula, les vamos informando de que un mago, va a venir a verles y que va a hacerles magia.
Y entonces pasamos a hacerles juegos de magia, como aprendizaje o diversión, según proceda ese día con el taller establecido.
Os dejamos una mirada cómplice al entusiasmo, vivir la vida con positividad y felicidad.
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