Autora Toñy Castillo
Serrades (2003): La música es una disciplina que ha venido desarrollándose cada vez más desde hace algunas décadas. El uso de la música para fines recreativos, educativos y curativos se ha utilizado desde la antigüedad. Ya desde tiempo atrás han existido las creencias en torno al poder del sonido.
La música ha estado de alguna manera asociada, a lo largo de la historia, a la medicina, a la magia y la religión. Los griegos dieron a la música un empleo razonable y lógico, sin implicaciones mágico-religiosas, utilizándola como prevención y curación de las enfermedades físicas y mentales. En el siglo XIX, Esquirol, psiquiatra francés, ensayó con la música como una alternativa en el tratamiento de pacientes con enfermedades mentales.
La cultura moderna, por su parte, también reconoce la facultad que tiene la música para aliviar males físicos y mentales. En las últimas décadas, la música, además de convertirse en una sólida manifestación cultural, ha sumado un nuevo uso a sus bondades: como vehículo en el tratamiento de algunas enfermedades, para aumentar las habilidades cerebrales y las capacidades energéticas de los individuos. Se cree, por ejemplo, que partituras del famoso compositor Mozart incrementan el potencial creativo. Podría decirse, entonces, que la música y el sonido en general pueden incidir positivamente en las personas, por su soporte físico-acústico, tanto fisiológica como psicológicamente.
Estudios realizados en el Hospital Infantil Penn State en Pennsylvania (USA), han aportado que los niños hospitalizados que necesitaron ventilación mecánica para respirar se calmaron más cuando escucharon una cinta grabada con música relajante.
Médicos y personal sanitario de este hospital estudiaron a veintinueve niños cuyas edades oscilaban entre los tres meses y los ocho años con enfermedades crónicas. En seis ocasiones diferentes, cuando los medicamentos ya estaban perdiendo sus efectos, los investigadores colocaron cintas de música durante veinte minutos. Las cintas contenían música relajante, y algunas la voz de la madre cantando o leyendo un libro o poema. Las diferencias se observaron en la disminución de los índices de agitación de los niños/as
La música como terapia se centra fundamentalmente en aportar una visión de la música como un instrumento de desarrollo personal y como medio de expresión y placer.
En el contexto hospitalario es una herramienta para, mejorar la calidad de vida y desarrollar actividades con el objeto de intentar ayudar al niño/a o joven hospitalizado a que se exprese, a adaptarse a situaciones nuevas, a resolver sus conflictos y presentar algunas iniciativas dirigidas al desarrollo de las habilidades comunicativas, socio-afectivas, así como al desarrollo global de la personalidad como objetivo prioritario.
La incorporación de la música, así como, el fomento de la música como terapia dentro de las instituciones hospitalarias, es un área de interés creciente. Bajo el objetivo de: Potenciar la creatividad, imaginación y fantasía. Estimular la expresión musical y el dominio de los mecanismos del lenguaje musical por medio de la experimentación del cuerpo, los sonidos, la voz, los instrumentos, la audición musical… de forma lúdica. De tal manera como: Trabajar ejercicios de relajación y ejercicios de respiración que mejoren el conocimiento del cuerpo, su aceptación, su control y disfrute, realizando actividades de improvisación en tareas rítmicas, melódicas y motrices favoreciendo la memoria musical, la concentración… Iniciar el conocimiento de lecto-escritura musicales, aumentando sus posibilidades comunicativas, a la vez que se desarrolla la conciencia crítica reflexionando sobre los valores y actitudes que se transmiten a través de la música, aprendiendo a vivir la diferencia y disfrutando de la diversidad y el mestizaje.
Música y beneficios:
Serradas (2006): Escuchar música ayuda en la liberación de agentes químicos que regulan el estado de ánimo, la agresión y la depresión. Así lo estableció un estudio del Departamento de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento de la Universidad de Miami.
El tratamiento del dolor es otro de los campos donde se ha experimentado con música. Hace unos años, Karen Popkin, de la New York University Medical Center (USA), afirmó que la terapia musical la ayudó con éxito en el tratamiento de niños/as afectados por leucemia. Ello ocurre, según afirmó, porque una buena terapia con música permite el incremento de cierta clase de sustancias que estimulan el sistema inmunológico, produciendo respuestas orgánicas que ayudan a reducir los dolores propios de las enfermedades. Un estudio adicional de la Universidad de Michigan (USA) reportó también este hallazgo.
El Hospital de Niños Benjamín Bloom, de El Salvador, puso en marcha un programa de música como terapia en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Surgió cuando unos familiares de un niño con problemas neuromusculares, ingresado en la UCI del hospital, le obsequiaron una caja musical para que se entretuviera mientras estaba ingresado. A partir de entonces el infante experimentó mejorías en su estado de salud general, mostrando algunos signos alentadores de recuperación, caso contrario de otros menores que estaban ingresados por el mismo problema pero que no tenían música en su cuna (estos niño/a o joven s pasaban un promedio de dos semanas en la UCI, mientras que el bebé que escuchaba la cajita con música salió de la UCI en ocho días). Interpretar música para mejorar el recibimiento y las condiciones de vida de los niño/a o joven hospitalizados, es la idea de la Asociación Española “Musique et santé” (Música y salud). Jugar con los sonidos, cantar, ejercita la imaginación y la creatividad y representa, simplemente, un momento de placer, de vida.
Berzal (2017)3 en su trabajo sobre «La educación emocional a través de la música», plantea que la música está presente en el día a día de las personas y de la sociedad. Nuestro cuerpo reacciona en función de las características personales cuando oímos una composición musical, por lo que plantea que la educación musical está imbricada dentro de la educación emocional Y esto es porque la educación musical facilita un desarrollo global y armónico de las personas.
La música también puede ser usada directamente como una estrategia terapéutica. Pudiendo definirse como «la aplicación científica del arte de la música y la danza con finalidad terapéutica, para prevenir, restaurar y acrecentar la salud tanto física como mental del ser humano. (Poch 1981) Considerándose un gran instrumento para facilitar el bienestar en niño/a o joven s/as enfermos, para tratar problemas físicos, psicológicos, cognitivos emociones y sociales de la persona.
Cuando hablamos de música como terapia, tenemos que dirigir la mirada a la capacidad que esta tiene de ser adaptada a todas las diferentes problemáticas que pueden generar las patologías en el menor ayudando a canalizar las energías, conectar con la realidad o facilitar espacios donde la creatividad y la fantasía refuerzan los estados emocionales y el retorno del equilibrio del niño/a o joven ingresado. Los diferentes estilos de música pueden producir varios estados de ánimo que al mismo tiempo repercuten en las funciones psicomotoras y cognitivas. Al percibir estímulos musicales, ya sean agradables o no, producen cambios en algunos de los sistemas de neurotransmisión al cerebro.
En muchos casos esta actividad se lleva a cabo en los hospitales, obteniéndose resultados muy positivos pudiendo bajar la ansiedad durante la hospitalización, mediante la relajación, mejorando el estado de ánimo y los sentimientos de bienestar, para ello trabajaremos el lenguaje musical como forma de comunicación y conocimiento.
El terapeuta ayuda al paciente a acrecentar, mantener o restaurar un estado de bienestar utilizando experiencias musicales y relaciones que se desarrollan a través de ellas, como fuerzas dinámicas del cambio.
Los estudios realizados en el Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Universitario La Paz Madrid, constata que el escuchar una melodía produce otros efectos fisiológicos destacables, como el aumento del nivel de resistencia al dolor, cambios en el tono muscular y la temperatura, el nivel de glucosa o la secreción hormonal, así como una reducción de la fatiga y el estrés. De ahí que la lista de patologías en las que tiene una utilidad probada sea cada vez más larga las aplicaciones de la música al entorno hospitalario: Utilización de piezas musicales para alegrar a la persona en estado emocional bajo, o para calmarla en estados de excitación producidos por la rabia, el estrés o el miedo. También se pueden utilizar para mejorar el aprendizaje y realizar ejercicios rítmicos para mejorar la coordinación y la resistencia física. Utilizando la música, el ritmo, como elementos estimuladores de la originalidad, la espontaneidad, la capacidad de reacción, la autonomía de movimiento, la creatividad, lograremos un mayor equilibrio y afirmación de su personalidad y de esta manera, la música no sólo será un vehículo pedagógico-terapéutico, sino el camino para llevar a nuestros niños/as y jóvenes enfermos/hospitalizados por un mundo más alegre y feliz.
La caja de las melodías
En el Aula hospitalaria, hay una cometa de lindos colores decorando la pared, pero es un poco traviesa y le gusta escaparse por las ventanas de las habitaciones del hospital. Al anochecer, espera a que los niños/as duerman para volar libre por el cielo.
Cuando la cometa regresa al hospital, se sienta junto a ellos para contarles lo que ha visto mientras viajaba entre las nubes. Ayer, al regresar de sus vuelos, le pregunté:
– ¿De dónde vienes tan alegre?
Ella, la cometa de lindos colores, me contó que venía de una escuela hospitalaria donde los niños/as aprendían desde pequeños a jugar, regalando cariño y amistad.
– ¿Y qué has aprendido mientras volabas?
Mi amiga, la cometa, me explicó que había conocido a personas muy generosas, que regalaban su amistad y cariño para ayudar a que los niños y niñas enfermos se sintieran acompañados y alegres por tener amigos. Yo me alegré mucho al escuchar sus historias, y por eso, le pedí que os las contara.
Nunca se imaginó la heroína de nuestro cuento que un día la música formaría parte de su alma.
La protagonista de esta historia era una mujer como tantas y tantas mujeres que se hicieron a sí mismas… fuerte… luchadora… Vivía en un pueblo llamado Térmens cerca de la ciudad de Lleida y había crecido rodeada de sus 6 hermanos, y unos padres a los que adoraba.
Como era de prevenir nuestra Angelines, que así la llamaban sus padres, se casó y fue madre de dos hijos. A ellos le dedicó su vida, sus horas de descanso en el trabajo y sus momentos sus tiempos de esperas.
Sus ilusiones crecían y se hacían mayor junto a ella, ya que en su vida tenían cabida los sueños. Pasaban los días, pasaban los años y entre el cuidado de sus hijos y su trabajo en un taller de costura, necesario para el sustento, pasaban sus horas, pero a ella… le gustaba rodearse de cosas bonitas a modo de caricias para el alma, enhebrando notas musicales que hacían nacer en nuestra Angelines brotes de una vida hecha melodía.
Nuestra amiga se imaginaba paseando por las tierras de grandes compositores Wagner… Beethoven… Verdi … y al cerrar los ojos… le gustaba adentrarse en sus vidas, recorriendo uno a uno los momentos que llevaron a músicos y artistas a crear hermosas sinfonías llenas de sentimientos, las cuales hacían que nuestra heroína renaciera cada día s Cada mañana tomaba las notas musicales de las composiciones que más le gustaban y las guardaba en una caja grande, forrada de bellos ritmos y al llegar tarde se acercaba a ella para escuchar el sonido que salía de ella… un día un fragmento de una obra… otro día una breve canción.
Sintiendo la magia de músicas que le llevaban a otros tiempos.
Pero un día ocurrió algo mágico…
Al abrir la caja para poner más notas musicales… no pudo guardar más melodías… porque había guardado tantas que ¡ya no cabía más! y en ese instante pensó:
Abriré la caja y ordenaré los huecos para poder hacer sitio en ella, al levantar la tapa pudo comprobar la gran cantidad de música… recuerdos… conocimientos almacenados en tantas y tantas tardes de escucha…
En ese instante tuvo una maravillosa idea:
… Y si cogiera cada una de estas melodías y pudiera transportarla a lugares donde una sola nota llene de alegría a otras personas como me ocurre a mí…
Estuvo un tiempo sentada en su sillón escuchando una obra de Wagner y al levantar la mirada dijo… ¡Ya lo tengo! Ya sé que haré con mi caja de música.
Así pues… con su caja bajo el brazo un día apareció en el hospital llenando de hermosas armonías la vida de niños enfermos…y al escucharlas les hacía felices.
Pero tenía tantas músicas guardadas que quiso llevarlas a otros lugares, unos días iba a casas grandes donde personas muy mayores viven y recuerdan, ella llegaba y les ofrecía su caja para que sacaran bonitas melodías y al escucharlas… les hacía felices.
… Otras veces iba a sitios donde el silencio se hace cercano inundando de melodías todas las paredes de los recintos…
Pero como su caja, al igual que su alma estaba repleta de amor… siempre que la abría siempre estaba llena de música.
No podía entender como hacía años que regalaba las melodías y ¡siempre siempre siempre! la caja permanecía llena.
Un ¿Cómo es posible que yo que he guardado miles de melodías en la caja pero… cada día regalo una y nunca la caja aparece más vacía y siempre está llena?
Un día encontró a la Musa de la música en el bosque y le preguntó:
Entonces la Musa le contestó:
Es que tú no regalas música… tú regalas cariño, regalas ternura y esos regalos van envueltos con tu corazón que se formó a base de oír melodías bellas.
Estate tranquila tu caja nunca se vaciará porque su corazón es hermoso y grande, porque su corazón eres tú.
Cuento dedicado a Mª Àngels Molpeceres, por su buen hacer en beneficio de la salud emocional de niños y mayores. Voluntaria en el Aula Hospitalaria. Gracias
Ver vídeo: https://youtu.be/Z3LoQxgEmJ0
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